domingo, 11 de mayo de 2014

Trabajos de calle

Hace tiempo, tiempo atrás que en unos de esos viajes a mi segunda casa, Sevilla, la cual tiene cautivo de por vida mi corazón, mi camino y mi norte, quedé prendida por las diferentes formas que hoy en día tenemos todos de ganarnos la vida.En un oasis de veranillo, ansiosos los peregrinos del crudo y gris invierno pasado, no dudan en dejarse mimar por las cálidas caricias de un soleado fin de semana de primeros de marzo.  Es en esa magia compuesta de alegría y color donde descubro con gran sorpresa que, entre la multitud, estos trabajadores de calle ofrecen su trabajo e ilusión a todo viandante por  un módico precio, la voluntad del espectador.
Dragones feos, ninjas al acecho de peligro, bailarines de tangos, polcas, diversas actuaciones de músicos hacen que mis sentidos se impregnen de todo aquel esfuerzo y color.

Toda esa capacidad de lucha por salir adelante ante cualquier problema o crisis debe enseñarnos a todos a saber que a pesar de todo siempre hay una puerta o ventana chiquita que da esperanza de que las cosas, mañana, tal vez serán mejor.