Esto de
andar trabajando te lleva, de vez en cuando a los lugares más desconocidos,
pero a la vez más interesantes que te puedes encontrar.
Desde muy
temprano, desafiando al reloj, un nutrido número de empresarios bajo el lema
los que dan, recibirán, semanalmente, se reúne para intercambiar impresiones,
opiniones y formas de trabajo con, a mi modo de ver, el objetivo de que el
mundo empresarial, autónomo, aquel que da pulso a la sociedad vuelva a
plantearse horizontes y perspectivas de futuro tras una época dura de crisis y
hastío.
Asustada,
temiendo que la rigidez de aquellos que se reúnen fuese tan estricta como su
horario, pude sorprenderme ante un ambiente formal pero a la vez distendido, de
camaradería.
Como la
fuente del negocio surge entre cafés y tostadas. Como en un guion marcado queda
siempre lugar para felicitar al compañero, al amigo, por su cumpleaños. Como se
llevan siempre los colores del pueblo, el azulgrana.
Hay quien
piensa que de estos grupos poco se saca, que son un timo, que no sirven de
nada.
Tal vez
deberían ser invitados, dejarse invitar. No para conocer el origen de ese mundo
llamado empresa negocio o busines sino para entender que lo que realmente
importa es lo más común, lo más sencillo.
Las relaciones sociales, la base
primordial de todo.