Hace mucho que no saco a pasear en primera persona mi voz.
Sin embargo un hecho, otro más, de falta de sensibilidad, hace que mi propio yo me diga "eh, ¿ya vale no?"
Ya he perdido la cuenta de cuantas veces he mandado curriculums a ofertas de empleo. Se como está el patio, y se que yo soy la ultima monita de una cola muy, muy larga.
Resulta que del colegio Trabajo Social, mi diplomatura, me llega una oferta, para discapacitados, de estas empresas grandotas y famosas que "ayudan a las personas con discapacidad".
"¿Porqué no? yo mando mi curriculum via mail, si cae, cae, si no mañana es lunes, Sonia","Nunca contestan" me dije
Que curioso y que extraño que este golpe contestaron pero no dando las gracias por enviar el curriculum, sino para informarme que se necesitaba experiencia para el puesto en cuestión, obviamente yo, no tengo.
Será el tiempo, el frío, que me cala hasta el alma que hizo que me preguntara una y mil veces ¿Como se consigue esa experiencia? ¿Quién la da?
Muchas veces trato de aferrarme al sueño de que mi sitio está ahí esperándome, eso me alienta en el camino.
Pero también es cierto que debemos ayudarnos unos a otros...si bien no abriendo puertas con oportunidades, al menos, cerrando la boca y dejando que el silencio sea un aliciente para seguir intentando encontrar tu destino.
