Ya ha pasado
un més desde la coronación del nuevo rey Felipe VI.
Durante los
días que transcurrieron desde la abdicación de su padre hasta su coronación mis sentimientos como ciudadana
española se han visto madurar y formar parte de una historia que avanza veloz y
firme al compás del tiempo.
He sentido
como un Rey cansado físicamente y tal vez en su
labor como jefe de estado, decide dar paso a una generación nueva,
fresca y preparada para coger el timón de un barco del cual él se encargó
de hacer zarpar y navegar durante más de tres décadas.
Me atrevo, a
describir a Felipe VI como un rey moderno, acorde con la época que vivimos,
firme, preparado desde su nacimiento
para el correcto desempeño de su papel.
Desde mi
pequeño saber, me resulta de gran agrado, y dentro de los límites establecidos
poder expresar mis emociones hacia el nuevo patrón de un país envuelto en mares
de cambio y crispación.
Su compañera
en este viaje, la reina Letizia, impuesta por amor, será un firme apoyo en este nuevo navegar.
Sus hijas, la
princesa Leonor y la infanta Sofía, pequeñas aún, son el viento fresco que los guía.
España, nuestra nación, su estabilidad,
crecimiento y prosperidad es el firme rumbo a seguir por este nuevo capitán de
nación.
Al nuevo
patrón del barco le deseo todo bien venidero y que con pulso firme lleve
su barco a buen puerto.