miércoles, 22 de abril de 2015

Renace la alegría


Este año tengo la inmensa fortuna de poder participar en la Asistencia Pastoral Juvenil
que imparte la iglesia del Corazón de María, los Padres, de mi ciudad, Almendralejo.


Durante la semana este equipo prepara, a conciencia, la sesión que ese viernes o sábado se impartirá a unos chavales con no sólo el fin de llevarlos a la confirmación sino también de transmitirles valores humanos, de vida y de fe que pueden serles útiles en su vida diaria.

No es una tarea fácil. Los jóvenes de hoy están más pendientes del fútbol, los móviles y la marcha sin querer darse cuenta que hay tiempos duros que les acechan y es bien necesario construir en roca firme ilusiones y proyectos que no se pierdan en épocas de tempestades.

Pero también he podido comprobar tanto en la Vigilia de Resurrección como en mi necesario viaje a Fatima donde gente joven y guapa se reúnen entorno a la fe y a la esperanza de un nuevo renacer.

En tiempos donde el ser cristiano o creyente resulta incomodo hasta la muerte, me siento orgullosa de esos jóvenes que cantan a Dios o que en un rinconcito de una pequeña capilla entrelazan sus manos en un rosario.

Con estos jóvenes crece la esperanza, renace la alegría.